Los viejos habitantes de Punta del Diablo cuentan a los
visitantes que hace muchos años se construyó sobre la costa de piedra una gran
mansión sin que nadie supiera a quién pertenecía; algunos dicen que su
propietaria era una millonaria que quiso que su identidad permaneciera en
secreto durante todos estos años. Lo cierto es que el silencio se combinó
perfectamente con la quietud de este bellísimo lugar en el que sólo se escuchan
el viento, las olas y el canto de algunos pájaros marinos.
La construcción de la descomunal mansión se llevó a cabo
cuando Punta del Diablo aún no figuraba en los mapas del Uruguay y ni siquiera
existían caminos consolidados para transportar todos los materiales requeridos.
Sólo viejos pescadores conocedores de la pesca de grandes tiburones habitaban
un sitio que resultaba inhóspito y hostil al establecimiento del hombre.
Hoy, todo parece haber cambiado, pero apenas algunos conocen
la identidad de esta millonaria que es una de las habitantes más antiguas del
lugar. Distintas agencias de viaje y turismo organizan un recorrido por la
ciudad que culmina con la contemplación de esta exclusiva mansión que, además
de ser imponente, posee un faro propio y una pista de aterrizaje privada.
Quien quiera saber la verdad de esta historia sólo tendrá
que llegar hasta Punta del Diablo y buscar el secreto entre los habitantes más
viejos, aunque muchos optan por el “de eso no se habla” para que la leyenda
continúe viva.