En el País Antankarana, en el norte de Madagascar, se encuentra el
lago Antañavo. Cuenta el Pueblo Antankarana que hace mucho tiempo, donde hoy
está el lago existía un gran poblado que contaba con su rey, príncipes y
princesas, con grandes manadas de vacas y campos de yuca, patatas y arroz.
Así, cuando una pareja no acaba de tener hijos, acude al lago e
invoca a las almas de los habitantes desaparecidos pidiéndoles que se le
conceda una numerosa descendencia, prometiendo, a cambio, volver para
ofrecerles el sacrificio de animales para su alimento. Cuando la petición tiene
éxito, la pareja regresa al lago para complir lo prometido. Los animales
sacrificados se matan muy cerca del agua, parte se echa en el agua y parte de
su carne se reparte por las cercanías del lago para provocar que los cocodrilos
se alejen lo más posible del agua porque piensan que cuanto más se alejen mayor
será la ayuda que proporcionarán.
Cuando un antakarana cae enfermo, se le lleva muy cerca del lago,
se le lava con sus aguas y dicen que se cura.