Según la leyenda Limeña, en una noche de Jarana en Barrios
altos, un extraño visitante, celebraba como nunca, bailando, bebiendo y
enamorando a las jóvenes de ese entonces y que las deslumbraba con su
elegancia.
Mientras la fiesta seguía en su apogeo, un Invitado notó
algo extraño en este Señor, y con espanto dijo a voz de grito, que aquel
Visitante tenía una cola y patas de una Cabra. De inmediato, gritó el Demonio e
intentó escapar. Las personas de ahí, trajeron agua bendita, cerraron las
puertas y ventanas, pero el Demonio, huyo rápidamente por un Tragaluz.
Mientras este huía angustiado, cruzó la Calle Junín, tomando
el Jirón Cangallo y allí, tropezó este con una Peña, perforándola en el centro.
Hoy en día, aun puede ser encontrada esta Peña, y se mantiene
igual tal como la dejó, el Demonio que la tocó.