La Cultura Moche o Mochica se manifestó entre los siglos I y
VI d. C., ocupando un territorio que se extendió por gran parte de lo que hoy
es la costa norte del Perú, abarcando lo que vendrían a ser, los departamentos
de Ancash, Lambayeque y La Libertad, en la actualidad. Este mito fue tomado de
la página web del Boletín de Nueva York:
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Luchaban en todas las esferas cósmicas los dos poderes
eternos: los Dioses y los Demonios, el genio del Bien y el Poder Maligno, para
establecer la supremacía de sus propios derechos y rodaban por los diferentes
mundos y los espacios siderales, en abierta y constante rebelión.
El Bien pretendía crear al ser que los ayudara en la obra de
la evolución, al hombre, y el Mal quería impedir esta realización, que le
conllevaría un enemigo declarado.
Surcando el Universo, llegaron aquellas fuerzas luchadoras a
la Tierra, en la cual nada existía fuera del algarrobo, que era una planta
rastrera, reptante, endeble y raquítica, la cual nada era, nada significaba, ni
nada producía. Y a pesar de su mínima importancia, una de las lianas del
algarrobo, se enroscó en los pies del Genio del Mal, accidente que fue
aprovechado por su enemigo para dominarlo.
Entonces, y en agradecimiento, dijo el jefe de los Dioses:
"Como si te hubieras adelantado a mis deseos, has contribuído a mi
victoria. Tú serás desde hoy mi siervo, mi semejante y mi aliado. Para que
tengas poder, tú serás el candidato elegido para ser Hombre y tendrás las
características de un Dios encerrado, de un Dios en potencia, de un Dios
encadenado. Hombre por fuera y Dios por dentro serás, desde ahora, grande y
fuerte en tu aspecto; severo y sereno en tu forma; eterno y constante en tu
vida. No necesitarás de Mí, el Sol, para vivir, porque a nadie debes tu
emancipación sino a tí mismo y a mí."
Y al conjuro mágico se creó el indio mochica, que salió del
propio árbol del algarrobo, ya mayestático.
Pero el demonio, que no estaba muerto sino cautivo, produjo
su maldición, diciendo: "Puesto que te has tornado en mi enemigo y has
contribuído a mi derrota, Yo, el Genio del Mal, en oposición a las virtudes que
te han sido otorgadas, te concedo, para siempre una parte de mí mismo. Serás mi
vasallo, mi prójimo y mi aliado. Aunque seas grande y fuerte, el fuego de la
pasión te convertirá en cenizas; aunque seas severo y sereno, te conmoverás
cuando el viento de la adulación te roce; aunque seas eterno y constante en tu
vida, pesará sobre tí el soplo del olvido y de la ingratitud, y aun cuando
sólamente necesitarás del Sol para vivir y perdurar, estarás unido a la Tierra,
con todos sus vacíos y defectos, puesto que sólo así podrás aprovechar aquella
primicia celestial. Y ten presente que a Mí también debes tu liberación. A tí y
a Mí."
fuente: mitosla.blogspot.com