Las leyendas cuentan que en Japón aparecieron sirenas que
eran capaces de profetizar cosechas abundantes o epidemias de enfermedades.
Apariciones de sirenas en Japón
No es la primera vez que hablamos de seres mitológicos o
fantasmas originarios de Japón, una tierra de la cual proceden multitud de
historias relacionadas con apariciones, demonios y otros peligros que infunden
terror. Hoy queremos depositar nuestra atención sobre la figura de las amabie,
que reescriben a la japonesa un concepto que también conocemos de leyendas
occidentales: el de las sirenas.
Las sirenas siempre han sido algo que se ha decantado por
dos bandos, al menos en Occidente. Están aquellas sirenas encantadoras, las que
nos enamoran con sus voces y sus cantos y las que tienen unas figuras
atractivas con colas de colores llamativos. La Sirenita, de Disney, es un buen
reflejo de este concepto que nos encanta a todos. Y también están las sirenas
malvadas, las de las leyendas de los marineros, que parecen atractivas, pero
luego resultan ser terroríficos monstruos capaces de acabar con la vida de quienes
se cruzan en su camino.
En Japón las sirenas son conocidas como amabie, aunque hay
otros tipos. En este caso específico su aparición significa señal de dos cosas
distintas, una buena y una mala. La mala es una epidemia, algo que acabe con
una gran parte de los habitantes de la aldea cercana, algo no deseable. Y la
buena significa que habrá ese año una cosecha abundante.
Pero la leyenda es un poco más profunda y conviene tenerla
en cuenta por si en alguna ocasión nos encontráramos, de visita en Japón, con
una de estas amabie. Se dice que el día 3 de abril de 1846 una sirena aparecía
todos los días en la superficie del mar. La gente estaba emocionada y hubo
muchas personas que fueron a verla. Pero la amabie tenía otras intenciones. Lo
que quería era poder encontrarse con el responsable de la aldea para informarle
de lo que podría ocurrir en un momento inmediato.
Cuando el administrador fue a verla se sorprendió con el
aspecto de la sirena y recibió una recomendación de la mano de la misma. Ella
le dijo que su pronóstico sería que habría una buena cosecha durante nada más y
nada menos que seis años. Pero si ocurría una epidemia y enfermaban las
personas de la aldea, solo tendría que enseñarles a los enfermos una fotografía
de la sirena y estos se curarían. La leyenda fue pasando de padres a hijos y se
habló de las amabie, mujeres con cuerpo de pez y cara puntiaguda que vivían en
el mar abierto.
Foto: Steve Jurvetson