Este mito sin la difusión de otros como la mulánima o el
duende es descrito por Adolfo Colombres en su Seres sobrenaturales de la
Cultura Popular Argentina. También se lo llama Cachurú.
Es representado como
una gran lechuza, de color gris oscuro y de poderosas garras, tiene ojos
luminosos que denuncian su vuelo nocturno y silencioso. Eventualmente se oyen
sus fuertes graznidos.
Ataca a las personas, elevándolas con sus poderosas garras y
destrozándolo, le come el alma para convertirlo en un fantasma. Muy rara vez se
lo oye o ve en campo abierto, su zona preferida son los tupidos montes, en
donde es casi imposible el acceso.
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