Cuentan que, en la provincia de Orense, vivió una poderosa
mujer, tan cruel y soberbia, que era llamada por los campesinos de su señorío,
""la Reina Loba"".
Para su manutención y la de sus allegados, (tan despiadados
como ella misma), obligaba a sus súbditos a entregarle, cada día, una vaca, un
cerdo, y una carreta llena de otros alimentos.
Las familias campesinas se turnaban en esta entrega de
vituallas, por miedo a los servidores de la Loba, que arrasaban e incendiaban
casas y cosechas, y asesinaban a todos los habitantes de las aldeas en las que
alguna familia se hubiese negado a entregar lo que se les reclamaba.
En este clima de terror vivía la comarca entera, cuando le
llegó el turno de entregar los alimentos al pueblo de Figueirós. Sus vecinos se
reunieron en asamblea, y decidieron no pagar un tributo que les arruinaba.
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