La carreta es un medio de transporte usado por los españoles
(y traido por ellos) para movilizar a los indígenas encadenados para su venta
como esclavos. Esto, que frecuentemente realizaban durante la noche y era muy
cruel, sea posiblemente la causa que dio origen a esta fabulosa leyenda, la
cual siempre ha estado relacionada con la muerte.
La carreta nahua se escucha en el silencio de la noche por
las calles de la ciudad y los caminos solitarios. Sólo es visible a los recién
nacidos, los mudos de nacimiento, y los que están en trance de muerte. Cuentan
que cuando otra persona logra verla caen enfermos, presos de fiebres, y a veces
locos.
Los que han logrado verla dicen que la carreta es vieja,
ocupada por esqueletos y almas en pena del purgatorio que llevan en la cabeza
capuchas blancas y que portan en sus huesudas manos candelas encendidas.
Algunos afirman que en ocasiones los esqueletos entregan a las personas que
encuentran en sus caminos las candelas, y cuando la carreta se aleja, se dan
cuenta y se llenan de terror al escuchar sus tenebrosos traqueteos y el
estruendo de sus ruedas al rodar por el empedrado.
Dicen que la carreta pasa por las casas esperando apresar
las almas de aquellas personas que llenas de curiosidad salen a verla para
después venderlas al Diablo. Los que han logrado verla aseguran que la carreta
Nahua es fea, floja, destartalada, y sus ruedas con chataduras son
conducidas por la muerte quirina envueltas en un sudario
blanco. La carreta Nahua no puede avanzar por las esquinas que forman una cruz
y que cuando llega a ese lugar se queda parada y regresa; otras desaparecen y
reaparecen más adelante en la próxima calle.
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