Ya han pasado cuatro décadas desde el estreno de la primera
parte de la trilogía de ‘El Padrino’. En 1972, las estrellas de la Paramount
rodeaban en círculo y en silencio al pico de su logotipo y, sobre un fondo
negro, comenzaban a sonar las primeras notas de la magistral banda sonora
compuesta por Nino Rota. La Paramount Pictures presentaba ‘El Padrino’, de Mario
Puzo, de una forma sobria y clásica, haciendo uso de las palabras, ‘The
Godfather’, con su inconfundible estilo y sujetas por una mano anónima como si
fueran una marioneta y, tras las cuales, daba comienzo una de las películas más
valoradas y elogiadas de la historia del cine.
Cuarenta años desde que Bonasera, el funerario, rompía el
hielo en un ambiente oscuro y tenebroso pidiendo justicia a Don Vito Corleone,
el día de la boda de su hija, en una escena inicial donde vemos por primera vez
a Marlon Brando, vestido de smoking con una rosa en el ojal de la solapa,
sentando tras su mesa de despacho con un gato que se encontró un día de camino
al rodaje en el regazo, escuchando atentamente al funerario, “pedir venganza
sin ningún respeto”
Todo comenzó cuando Mario Puzo, ahogado en un mar de deudas,
decidió escribir un libro cuyos derechos pudiera vender a una productora con el
fin de salir de su apretada situación económica. La novela, que en un principio
se iba a titular 'The Mafia', trataría sobre una familia mafiosa ambientada en
la década de los 40. Una vez acabada, ya con su título definitivo: ‘The
Godfather” (‘El Padrino’), se convirtió en todo un éxito de ventas y la
Paramount comenzó a moverse para poner en marcha el proyecto. La productora, que
no pasaba por su mejor momento económico, buscó a la desesperada un éxito de
taquilla a un coste mínimo. Para ello contrató a un director italoamericano,
sin demasiado éxito y arruinado que, en un principio, no se mostró muy
partidario de aceptar. ¿Su nombre? Francis Ford Coppola.
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