Cuenta la leyenda, que hace mucho, un barco holandés salió
de Ámsterdam con destino a Batavia. Éste barco, llevaba algunas provisiones de
comercio con su tripulación y claro, el hombre de mando quien era el capitán
Hendrik van der Decken.
Se dice que en medio del mar, se desató una gran tormenta y
ésta, estaba haciendo muchos destrozos a la embarcación dejándola incluso sin
timón. El Capitán, utilizo todos sus conocimientos para intentar luchas contra
la naturaleza y poder salvar su tripulación, pero los obstáculos fueron más
fuertes. En un arrebato de rabia, el Capitán maldijo y desafió a Dios
diciéndole, que ni él iba a impedirle llegar a destino, así tenga que navegar
hasta el día del juicio final.
Dios al parecer lo escucho, y como castigo, lo condeno a
vagar por los mares sin rumbo fijo hasta el día del juicio final.
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