A sólo 13 kilómetros al norte de Rivas se encuentra un
pequeño pueblo que debe su fama a un hecho histórico, que en su momento fue el
mayor escándalo social de la época, a tal punto que de él se han creado
versiones que rayan en lo mítico y lo folklórico, pero que en el poblado
todavía quedan personas que dan fe de que aquí nació la verdadera historia de
la Novia de Tola.
Existen varias versiones sobre la historia de la novia de
Tola, pero todas coinciden en que el propio día del matrimonio de una joven
llamada Hilaria con su prometido Salvador Cruz, éste la dejó plantada esperando
frente a la iglesia porque otra señora con la que tenía amoríos y que vivía en
las afueras del caserío se le adelantó y le frustró la boda.
Según una de las versiones, Hilaria estaba feliz con los
preparativos de su boda que para ella sería con el amor de su vida. El oficio
religioso estaba previsto a realizarse en Belén, ya que para entonces en su
natal Tola no había parroquia católica.
Sucedió que en la víspera del casamiento los novios habían
acordado encontrarse en la iglesia de Belén, pero Salvador decidió antes de
casarse, pasar despidiéndose de la Juanita, que era otra joven con la que tenía
relaciones amorosas a escondidas, pero al llegar donde ésta, que ya estaba
enterada que Salvador se iba a casar con Hilaria, lo tomó fuerte y le dijo:
“vos no te vas a casar con otra, conmigo te vas a casar” y lo llevó directo
donde el padrecito para que los casara, dejando plantada a la novia oficial,
frente a la iglesia.
Otra versión que cuentan en Tola es que cuando Salvador Cruz
llegó a despedirse de su Juanita, en la misma mañana de su boda, ésta le dio de
beber bastante chicha de maíz hasta dejarlo bien “picado” para evitar que
llegara al casamiento con Hilaria, que vestida con el tradicional traje blanco
de novia, esperó y esperó en el atrio de la iglesia, hasta que se convenció que
su novio nunca llegaría.
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