Revivir historias de nuestros antepasados es muy común en
Cuba, quizás influenciados por nuestras raíces aborígenes y africanas, existe
una leyenda muy antigua, conocida nacionalmente como la Luz de Yara.
Cuentan que en el cielo se refleja una luz crepuscular,
atribuida a una representación del cacique Hatuey quemado en la hoguera por los
españoles. Este es uno de los mitos mas antiguos de la Isla y aparece reflejado
en la literatura del siglo XIX.
Entre los campesinos de la zona y los alrededores se han
fabricado varias versiones en torno al tema, entre ellas la que cuenta que en
1501 fue quemado el indio, y que durante el hecho, de su boca salió una luz que
vaga errante desde entonces por la zona, apareciendo en las noches a todos los
que viajan por el lugar.
Otra versión refiere que mientras el aborigen era ultrajado,
Yara, su compañera, se apegó a su cuerpo y murió también, y ahora su espíritu
vaga convertido en luz que puede observarse en diferentes colores, tal vez
reclamando por el asesinato de su amado.
No se puede decir que la creencia es solamente entre las
masas incultas del pueblo, los orientales creen firmemente en la tradición
maravillosa de esa luz, aunque pertenezcan a clases elevadas por su educación y
cultura.
Ambas versiones parten de un mismo concepto: “el espíritu de
un muerto es una realidad tan tangible y cotidiana que cualquier persona puede
topar con el mismo; lo cual consideramos como una marca del pensamiento aborigen
en el pensar del criollo actual en esta región de Cuba”, escribió Don Fernando
Ortiz.
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