Una mula provista de ojos de
bella mujer, es el espíritu encarnado de una dama que ha cedido a la tentación
de tener amores prohibidos con un sacerdote o un pariente cercano, y por ello
ha sido castigada a vagar por la tierra como animal de carga. Es también
conocida como mula ánima o ánima mula. Se la ve transitar los caminos del
centro y noroeste del país.
La mirada de la mulánima puede
ser fatal: basta un roce con sus ojos para que un varón se sienta perdidamente
enamorado de la bestia y la siga a todas partes, descuidando familia, apariencia
y pudor, incluso llegando a desaparecer para siempre. Dos son los métodos para
librar a la infortunada de su maldición y para evitar que siga cometiendo
estragos: uno de ellos es molerla a palos hasta que la metamorfosis se revoque,
convirtiéndola de nuevo en mujer.
Otro es rebanarle un pedazo de oreja (algunos
dicen de crin) con un cuchillo, lo que deshará el encantamiento
instantáneamente.
Los valientes que intenten llevar a cabo la hazaña deberán,
no obstante, ser advertidos de un grave peligro: el poder de la seducción de la
mujer que ha trascendido la maldición es tan fuerte como el de la mulánima, y
no es inusual que quienes hayan operado el desencantamiento queden prendados de
la mujer que hasta instantes fuera un monstruo y es ahora una beldad.
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