Perséfone era la única hija de Deméter y fue concebida con
Zeus. Sin el conocimiento de Deméter, Zeus la había prometido en matrimonio a
su tío Hades, que no manejó la situación con demasiado tacto. Mientras la joven
Perséfone se encontraba en Sicilia recogiendo flores en el bosque con sus
amigas las hijas de Océano, o el dios de los ríos Acheluos (Aquelos), según
algunas fuentes convertidas en sirenas (ver Sirenas, Las), el dios de la
oscuridad apareció repentinamente en su cuadriga tirada por caballos negros y
se llevó a Perséfone. La muchacha soltó las flores y llamó a su madre temiendo
por su vida, pero nada se pudo hacer. Hades la había raptado y se la había
llevado a su reino de los muertos.
Cuando Deméter se dio cuenta de la de-saparición de su hija,
empezó a buscarla. Vagó durante nueve días sin comida ni bebida buscándola. En
un momento concreto se encontró con Hécate, que había oído los gritos de terror
de Perséfone y que llevó a Deméter hasta Helios, el dios del sol que podía ver
todo lo que ocurría en la tierra desde su carro. El dios le contó que su hija
se encontraba en el mundo de los muertos (aunque según Ovidio la noticia la dio
la ninfa Aretusa).
Deméter quedó tan impresionada que llevó la sequía y la
hambruna a todo el mundo y no regresó al Olimpo, quedándose vagando por el
mundo aturdida por la tristeza. Mientras estaba sentada cerca de un pozo en
Eleusis, ya con aspecto de anciana, las hijas del rey Celeo y de la reina
Metaneira se acercaron a coger agua. Se llevaron a Deméter a casa, ya que les
había dicho que era una niñera a quien los ladrones le habían quitado todo.
Allí pudo cuidar de Demop-hon (Demofón), el príncipe recién nacido. Deméter
decidió hacer al niño inmortal rodándole con ambrosía durante el día y
po-niéndole junto al fuego por la noche. Metaneira la sorprendió haciendo esto
y así debió revelar su verdadera identidad. Ordenó a Celeo y a Metaneira que
fundasen un santuario en su honor en Eleusis, lugar que más tarde se convirtió
en el punto de representación de los Misterios Eleusinianos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario