Minos no pudo derrotar a Atenas por medios militares, pero
tras suplicar a su padre Zeus que le ayudara, el Ática fue devastada por
terremotos, hambrunas y epidemias que hicieron que los atenienses admitiesen
al final su derrota. Por consejo del Oráculo de Delfos, el rey Egeo de Atenas
aceptó los términos impuestos por Minos y así, una vez cada nueve años, siete
muchachos y siete muchachas de Atenas debían ser sacrificados en honor del
Minotauro.
Teseo acabó finalmente con el monstruo, tarea para la cual
recibió la ayuda de Ariadna (ver Ariadna, Dédalo, Minotauro, El y Teseo).
Ariadna y Teseo huyeron después de esta aventura, pero Dédalo, que habían
ayudado a Ariadna junto a su hijo Icaro, quedó encerrado en el Laberinto frente
al Minotauro. Sólo consiguió escapar gracias a su ingenio, con las alas que él
mismo había inventado, acción que resultó mortal para su hijo. Después Dédalo
se refugió en Sicilia, donde el rey Cócalo fue muy hospitalario con él.
Minos buscó a su antiguo protegido sin encontrarle al
principio, pero después de un tiempo dio con él gracias a un truco ingenioso.
Tal y como Minos esperaba. Dédalo era la única persona que podría hacer pasar
un hilo por la concha de un cuerno de Tritón. Pero Cócalo no quería
desprenderse de su invitado y por eso Minos decidió sitiar la cuidad de
Cárnico hasta que el rey cediese. Así sucedió, y Cócalo le invitó a un banquete
para firmar la paz, ofreciéndole darse un baño antes de la comida mientras sus
hijas le atendían. Dédalo había situado unos tubos en la bañera para que
desprendiesen agua caliente y así escaldar vivo a Minos.
La muerte del rey y de su hermano Radamantis, al igual que
la del rey Eaco de Egina, proporcionó al mundo de los muertos los nombres de
los tres jueces de las almas (ver Hades).
Algunas de las historias míticas de Minos se basan
probablemente en la situación real de la civilización griega desde 2000 hasta
1450 a.C, cuando parece ser que Creta era el mayor poder de la región. Su
cultura se situaba por encima de las demás y su arquitectura destacaba frente
al resto. Es la llamada civilización minoica, nombre que recibe en honor del
rey Minos. El famoso palacio de Knossos, excavado a principios del siglo XX, tiene
su origen en ese periodo y contiene una serie de habitaciones que bien pudieron
inspirar el mito del Laberinto.
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